viernes, 21 de diciembre de 2012

Metamorfosis de una piedra.


Me encantaría ser piedra. Así sin sentimientos, sin que ninguna idea  que rondase de forma continua mi mente pudiese hacerme sentir el dolor o la felicidad más absoluta. Me encantaría ser piedra y observar sin ser observada, poder presenciar la muerte más terrible y horripilante, y tras esto el momento más dulce y tierno, sin que ninguna de mis extremidades quedase estremecida, sin tener que contener las lágrimas o sin tener que hacer terapia para olvidar.


Me encantaría ser piedra, pero no una gran piedra, una pequeña pero fuerte como la ola más grande. Una piedra de esas que puedes meter en tu bolsillo y pasear por el mundo con ella ahí, demostrándole lo insignificante que es sin poder hacer que se sienta mal.

Sí, sin duda de mayor seré un piedra Fog, como Willy Fog. Viajaré, y recorreré el mundo una y otra vez en menos de 80 días, dejaré que la gente me lleve. Observaré y meditaré cada una de las cosas que el mundo me brinde y me de la oportunidad de presenciar, y llegaré a conclusiones sin tener que sentirme ni bien ni mal por ellas.

Pero como aún no lo soy, y como ''metamorfosearse'' a una piedra requiere demasiada implicación como para ponerse a ello en este momento, me limitaré a seguir dejando que suene el disco de White Lies, y dejaré que cada uno de los sentimientos que, como humana, me hace sentir este conjunto de divinas melodías afloren en mi en forma de lágrimas o sonrisas de felicidad.

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